El Cañonero Guanajuato fue construido en Ferrol por la SECN para la Armada Mexicana en el año 1936, gracias a su magnífica construcción pudo permanecer en activo durante 65 años, y después 21 años más como buque museo, siendo enviado al desguace en el año 2022. Quedando para el recuerdo el Cañonero Guanajuato, con sus 86 años, como el último de los buques militares construidos por la SECN en Ferrol.
El Guanajuato fue el número de construcción 19 de la Sociedad Española de Construcción Naval
(Ferrol), entregándose a la Armada Mexicana en el año 1936,
permaneciendo en servicio hasta el año 2001 y totalizando 65 años de
vida operativa. Posteriormente viendo lo bien conservado que todavía
estaba el buque, se mantuvo como museo flotante desde el 2008 en Boca
del Río (Veracruz) hasta el año 2022. Fue la pandemia del Covid 19 la
que le dio la puntilla a un buque de resistencia proverbial, que fue
mandado para desguace con el fin de evitar los gastos de conservación.
Los buques de la "Clase Guanajuato" estaba constituida por tres unidades que fueron el
Guanajuato,
Querétaro y Potosí, los dos primeros hechos en el Astillero de Ferrol y
el tercero en Matagorda (Cádiz). Se trataba de unos buques claramente
inspirados en los cañoneros españoles de la clase
Cánovas del Castillo (Cánovas, Canalejas y Dato), cuya alta tuvo lugar entre los años 1925 y 1925.
Los
cañoneros mexicanos eran buques de 1.735 toneladas de desplazamiento, con 80,5
metros de eslora, 11,5 m de manga y 4 m de calado. Incorporaban propulsión con turbinas de vapor Parsons de 5.000 HP y calderas acuaotubulares tipo Yarrow. Llevaba dos hélices que les
proporcionaba una velocidad máxima de 15 nudos. Posteriormente en los en
los años 60 dicha planta propulsora fue reemplazada por motores Diésel
más eficientes y la velocidad máxima aumentó a 18/19 nudos. Su armamento
original estaba formado por una pieza Vickers de 102 mm., a la que en
años posteriores se añadieron dos ametralladoras Oerlikon de 20 mm. Su
dotación original estaba compuesta por 140 hombres.
El
Querétaro y el Guanajuato se botaron el 29 de junio de 1934 y el Potosí
el 24 de agosto del mismo año, aunque hasta abril y mayo de 1936 no
tuvo lugar su entrega oficial. Con su adquisición, México no aspiraba a
dotarse de auténticas unidades de guerra, sino a asegurar su presencia
en sus costas caribeñas y pacíficas. No obstante, el estallido de la II
Guerra Mundial involucró al trío de buques en un auténtico conflicto.
México rompió sus relaciones diplomáticas con Alemania, Japón e Italia
en diciembre de 1941, para en mayo de 1942 entrar en la guerra del lado
de los aliados. Como consecuencia de estos acontecimientos, sus unidades
navales fueron enviadas a astilleros californianos y tejanos para
adaptarlas a la que sería su principal misión durante la contienda:
escoltar a los petroleros que iban y venían de los puertos mexicanos a
los estadounidenses, y que se encontraban amenazados por la presencia de
submarinos alemanes. Para ello, los cañoneros recibieron las piezas de
20 mm. y dos varaderos para el lanzamiento de cargas de profundidad. Los
tres sobrevivieron al conflicto, para regresar a su tarea inicial de
mantener la presencia naval mexicana en sus aguas.
La
robustez de los Guanajuato ha sido proverbial, y si sus casi gemelos
españoles se retiraron en los años 50 (en 1959 causaba baja el último,
el Cánovas del Castillo), los mexicanos llegaron a los años 80 y, en el
caso del Guanajuato, a nada menos que al siglo XXI, pues en el primer
año de esa década desapareció finalmente de las listas navales
mexicanas. El Guanajuato pasa por ser la unidad mexicana más longeva de
la historia, lo cual dice mucho
de las bondades de estos buques.
El
Guanajuato sirvió en la Armada mexicana hasta 2001 en que fue donado
por esta al Patronato del acuario de Veracruz que a su vez lo donó al
municipio de Boca del Río. Desde diciembre de 2008 el buque se encuentra
abierto al público como museo interactivo. En el mes de octubre de
2022, el alcalde de Boca del Río, Veracruz, Juan Manuel de Unanue,
anunció que el buque sería desguazado debido a su deterioro por la
corrosión.
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE CONSTRUCCIÓN NAVAL (SECN):
La
Sociedad Española de Construcción Naval (SECN) fue una empresa privada que monopolizó el sector de construcción
naval en España desde 1909 hasta la guerra
civil española en 1936. Su primer presidente, Tomás de Zubiría e Ybarra
(Conde de Zubiría), se mantuvo en el cargo durante casi 25 años.
La
SECN era propiedad mayoritaria de empresas británicas: John Brown &
Company y Vickers-Armstrong, y por tanto todos sus buques seguían el
diseño de otros navíos de la Royal Navy. Durante la guerra, muchos
consejeros británicos de la empresa siguieron trabajando en los
astilleros españoles para ambos bandos.
El
Estado español cedió a la SECN la gestión de las zonas industriales del
arsenal de Ferrol, La Carraca y Cartagena, comprometiéndose la firma a
nacionalizar la construcción de los buques todo lo posible. La SECN
podía construir buques para otras Marinas o a particulares, pero dando
siempre prioridad a los pedidos de la Armada española.
Durante
la guerra civil se produjo un parón en la actividad de la Sociedad
Española de Construcción Naval y, tras la finalización del conflicto, la
firma pierde el control de los astilleros militares de Ferrol y
Cartagena, al ser nacionalizados por el Estado, y dando lugar al
nacimiento de la "Empresa Nacional Bazán", constituida el 11 de julio de 1947 por iniciativa del INI.
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