El 12 de enero de 1942, el Comando Naval Alemán, en una conferencia con
Hitler, tomó la decisión de trasladar el Scharnhorst, el Gneisenau
y el crucero pesado Prinz Eugen a Alemania. La intención era desplegar
los barcos en Noruega para interceptar los convoyes aliados a la Unión
Soviética. El llamado «Cruce del canal», de nombre en código Operación Cerberus,
debía evitar el cada vez más efectivo radar aliado y los aviones patrulla del
Atlántico. El vicealmirante Otto Ciliax, que fue primer comandante del Scharnhorst,
recibió el mando de la operación. A principios de febrero, dragaminas
alemanes barrieron una ruta a través del Canal de la Mancha y los británicos no
detectaron su actividad.
A las 23:00 del 11 de febrero el Scharnhorst, el Gneisenau y el Prinz Eugen dejaron Brest y entraron en el canal una hora después navegando a 27 nudos y sin perder de vista la costa francesa. Como el submarino que estaba encargado de vigilar el puerto francés se había retirado para recargar sus baterías, los británicos no se percataron de su salida. A las 06:30 pasaron Cherburgo, donde se les unió una flotilla de torpederos. Esta flotilla estaba liderada por el capitán Erich Bey, a bordo del destructor Z29. El general de la Fuerza de Cazas Adolf Galland dirigió los cazas y bombarderos de la Luftwaffe durante la Cerberus, en lo que ellos llamaron Operación Donnerkeil. Los cazas volaron en su techo para evitar ser detectados por la red de radares ingleses, mientras que los oficiales de enlace estuvieron a bordo de los tres grandes navíos. Aviones alemanes llegaron más tarde para interferir y burlar los radares enemigos. Hacia las 13:00 los barcos habían despejado el Paso de Calais, pero media hora después una formación de seis torpederos Fairey Swordfish al mando del capitán de corbeta Eugene Esmonde con una escolta de cazas Supermarine Spitfire atacó a los alemanes. Los británicos no pudieron con el escudo de cazas germanos y todos los Swordfish fueron derribados.
A pesar de ello, el Scharnhorst no pudo completar el cruce ileso. A las 15:31 golpeó una mina magnética que había sido dejada caer desde un avión en la desembocadura del Scheldt. Explotó a la altura de la torreta delantera y dañó los interruptores del circuito del barco y apagó el sistema eléctrico durante 20 minutos. La conmoción de la explosión causó daños serios: la torreta Bruno quedó atascada, al igual que los montajes simples y dobles de 150 mm de estribor. También dañó las bombas de fueloil y los cojinetes de los turbogeneradores, deteniendo el acorazado. El corte de la energía deshabilitó el corte de emergencia para las calderas y las turbinas, que no pudieron apagarse hasta el restablecimiento de la misma. La explosión abrió una gran vía en el lateral del casco por la que embarcaron 1220 t de agua que anegaron treinta espacios del interior de los cinco principales compartimentos estancos. El acorazado quedó escorado un grado y hundido un metro por proa.
Mientras el buque estaba inmovilizado el almirante Ciliax fue transferido al Z29. Los tripulantes de la sala de máquinas arreglaron la primera turbina a las 15:49, veinte minutos después de la explosión de la mina. La segunda y tercera turbinas estuvieron operativas a las 15:55 y 16:01, respectivamente, con lo que se pudo aumentar la velocidad a los 27 nudos. Hasta que la turbina fue puesta en activo, un bombardero dejó caer varias bombas a unos noventa metros a babor del acorazado, aunque no provocó daños. De nuevo en marcha, el Scharnhorst fue atacado por doce bombarderos Beaufort durante diez minutos, aunque fueron rechazados por el fuego antiaéreo y los cazas de Galland. Los británicos intentaron varias ofensivas ineficaces, pero pusieron al rojo vivo los cañones antiaéreos del Scharnhorst, uno de los cuales reventó por el esfuerzo.
El acorazado volvería a impactar contra una mina en su lado de estribor
frente a la isla Terschelling a las 22:34. La mina apagó brevemente la
energía del buque y deshabilitó por poco tiempo los timones. Dos de las tres
turbinas se bloquearon, y la tercera hubo de ser apagada. Otras 300 t de agua
inundaron cuatro compartimentos estancos. Sólo la hélice central se mantuvo
operativa, con lo que la velocidad quedó limitada a diez nudos. Se restauró
parcialmente la energía a la turbina de estribor, aumentando la velocidad a 14
nudos.
La detonación había dañado también la estructura rotativa de las torretas y
bloqueado tres baterías de 150 mm. Hacia las 08:00 el Scharnhorst por
fin alcanzó la bahía del río Jade, aunque el hielo le impidió anclar en Wilhelmshaven
hasta mediodía. Mientras esperaba frente a este puerto el almirante Ciliax
retornó al acorazado. Dos días después, el barco se desplazó a Kiel para
reparaciones en un dique seco flotante que duraron hasta julio de 1942. Tras
estas, se realizaron las pertinentes pruebas de mar en el Báltico, en las que
se reveló la necesidad de reemplazar algunos tubos de sus calderas.
En conjunto la agrupación alemana debió soportar el ataque constante, hasta el anochecer del 12 de febrero, de un total de 680 aviones británicos que no lograron ningún resultado, sufriendo 13 bajas y 41 aviones entre bombarderos, cazas y torpederos contra 17 cazas por parte de la Luftwaffe. Un grupo de aviones bombarderos británicos sembraron minas magnéticas frente a la salida del río Elba, que finalmente derivaron hacia la costa sin resultados. A la altura de la isla de Terschelling el Gneisenau choca con una mina a proa, pero los daños no le impiden seguir navegando aunque a tan solo 25 nudos. Al amanecer del 13 de febrero de 1942, el Gneisenau y el Prinz Eugen entran en el río Elba en pos del canal de Kiel y el Scharnhorst se dirige a Wilhelmshaven, siendo recibidos como héroes.
Los buques protagonistas fueron los acorazados gemelos Scharnhorst y Gneisenau, y el crucero pesado Prinz Eugen.
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