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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Bacaladero portugués Santa Maria Manuela en La Coruña (Agosto de 2016)

Con motivo de la recalada en el puerto de La Coruña de la importante concentración de veleros de altura THE TALL SHIPS RACE 2016, tuvimos oportunidad de visitar el lugre de cuatro mástiles Santa María Manuela, antiguo bacaladero portugués perteneciente a la famosa Frota Branca Portuguesa, que faenaba en agua de Terranova a la busca del Gadus Morghua (denominación científica del Bacalao común).
 

Este bacaladero fue contruido en los astilleros de la Companhia Uniao Fabril, de Lisboa, en el año en 1937, la ejecución de la obra fue realizada al mismo tiempo que su gemelo "Creoula", que actualmente es buque escuela en la Armada portuguesa, pero propiedad de la Secretaría de Estado de Pesca. Posteriormente en 1938 se construyó un tercer gemelo, el "Argus", que en este caso fue construido en el astillero Holandés de Henden. 

El Santa María Manuela es un lugre de cuatro mástiles con aparejo de goleta, con unas dimensiones de 67,4 m de eslora máxima, 52,8m entre perpendiculares, 4,7m de calado, 9,9m de manga y 5,9m de puntal. La altura de sus mástiles es de 37m y puede desplegar una superficie vélica de 1244 m². Tiene un desplazamiento bruto de 666 t y puede cargar 12.000 quintales de bacalao y 60 t de aceite de hígado de bacalao, tiene frigorífico y  un motor auxiliar Burmeister de 380 H.P. Su casco, de acero remachado, tiene las formas diseñadas para navegar en zona de hielos y su estructura reforzada para las duras condiciones de navegación. Está pintado de blanco, como el resto de la flota, para permitir el reconocimiento de los barcos portugueses, neutrales, durante la Segunda Guerra Mundial por las fuerzas en conflicto.

Perfil y caracteristicas del lugre SANTA MARIA MANUELA. (Foto: Navios á Vista)

El Santa María Manuela sufrió numerosas transformaciones a lo largo de su existencia, en 1966 se le cambió el motor para propulsión, pero los tiempos habían cambiado mucho por lo que fue quedando anticuado y  poco competitivo para la explotación pesquera. Hasta que en 1994, conservando sólo el casco original, sin los palos, fue salvado del desguace por un grupo de 17 instituciones públicas y privadas portuguesas, unidas en la «Fundación Santa María Manuela» con el fin de iniciar su recuperación a su estado original. Posteriormente, en el año 2007, la empresa Pascoal e Filhos, S. A. del sector pesquero se convirtió en gerente y propietaria del casco, comprometiéndose a su restauración.

En el año 2009, la empresa portuguesa la empresa Pascoal e Filhos, S. A adquirió también el tercer buque gemelo Argus, con la idea de rehabilitarlo, transformando sus antiguas bodegas en espacios de alojamiento para estudiantes, de la misma forma que sus dos hermanos.

En el año 2010 fue terminada su rehabilitación integral en Factoría Naval de Marín, en España, realizando un trabajo impresionante de gran calidad para recuperar su elegante diseño original.


TECNICA DE PESCA CON DORIS:
La técnica de pesca utilizada en el Santa María Manuela era por medio de los Doris, que eran pequeñas embarcaciones a remos y vela con capacidad para uno o dos hombres, desde estas embarcaciones se pescaba se recogian los palangres y después descargaban en el lugre que actuaba como buque nodriza. En un viaje típico esta goleta navegaba con unos 60 pescadores.

Con el barco ya fondeado en la zona de pesca, la vida a bordo comenzaba a las 4:00 h. de la mañana. Todo el personal se despertaba, tomaba el almuerzo y los doris eran botados al agua. Hacia las 4:00 h de la tarde los pescadores regresaban al navío, descargaban el bacalao pescado con una especie de horquilla de dos dientes; izaban todos los doris a bordo, cenaban y preparaban el pescado para ser salado en la bodega correspondiente.

El pescado embarcado se depositaba en compartimentos llamados quetes. Cada quete soportaba exteriormente dos o tres mesas de calibrado y preparación del pescado que depositaban en baldes de madera. En cada mesa trabajaban tres pescadores: el troteiro (que partía) en la cabecera del quete, daba un golpe en las agallas del bacalao y lo abre hasta al vientre; el “parte-cabezas” retira el hígado (que aprovecha) y las restantes vísceras, y separa también la cabeza, de donde saldrá la “cara” y la “lengua”; finalmente, el calibrador da al pez la forma abierta que todos conocemos, necesaria para una buena absorción de la sal, a los efectos de su conservación.

Preparado el bacalao se ponía entonces en un balde, para ser lavado. El ganchero lo retiraba allí y lo pasaba al escurridor, donde, después de escurrido, otro ganchero lo pasaba a un cajón de madera en la bodega, a través de una manga de lona larga fijada a la escotilla.

Posteriormente se salaba, siendo éste considerado uno de los trabajos más duros de a bordo y también de los más importantes, pues de él dependía la calidad del bacalao que sería presentado al armador. Finalmente, se estibaba con mucho cuidado, de manera que la bodega cargara la mayor cantidad posible.

Los chinchorros ligeros llamados “doris” o “dorys” (de las que se tienen noticias desde el siglo XVI), con cuatro a cinco metros de eslora y bañera poco profunda, careciendo de bancales, siendo la proa y popa muy arrufadas, todo lo cual les dotaba de buena navegabilidad y estabilidad incluso con el mar embravecido. 

Admitían únicamente dos tripulantes pero tenían la gran ventaja de su ligereza que permitía izarlas a bordo con facilidad y conservarlas en cubierta encajadas una sobre otras, ocupando poco espacio. Algunas naves contaban con más de veinte de estas singulares chalupas.

Cada pescador intentaba pescar lo máximo posible, pues su sueldo dependía de la cantidad de capturas. En un año de buena pesca las capturas rondaban las 800 toneladas de pescado y alrededor de 60 toneladas de aceite de hígado de bacalao, y la duración de las campañas eran de 6 meses.

Los riesgos que asumían estos pescadores eran muy elevados por los fuertes temporales e intensas nieblas. Además el trabajo a destajo, que se medía por el número de lenguas de bacalao que conseguían, obligaba a faenar incluso en condiciones muy adversas. No era extraño que en los años cincuenta y sesenta, en aguas de Terranova, se recogieran tripulantes portugueses de doris perdidos en el mar.
Doris pertenecientes a la goleta Argus en terranova (Fuente:  "La campaña de la goleta Argus" de Alan Villiers)

Al regresar a puerto, los barcos traían en las bodegas el llamado bacalao "verde", o sea, sin cabeza ni vísceras y salado dos veces. El bacalao verde, muy apreciado al llegar al puerto, iba perdiendo valor conforme pasaba el tiempo, sobre todo debido al calor que lo podía descomponer.
El SANTA MARIA MANUELA, acabado de chegar da campanha de 1953, demanda o porto de Leixões cargado ata o disco plinson (Foto: Navios á Vista)

Los bacaladeros portugueses mantuvieron esta técnica de pesca hasta 1972 en que el velero de cuatro mástiles “Creuola” con veinte marineros y 57 pescadores completó su último viaje entre Lisboa y Terranova.


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